El pasado domingo, Diego volvía a su casa con su hijo, luego de participar de la misa. Antes de llegar, se dio cuenta que había olvidado su teléfono celular en el banco que habían ocupado en la parroquia. Así es que regresaron a la iglesia y preguntaron a las personas que aún se encontraban allí si lo habían visto; lo buscaron, pero no lograron encontrarlo.
Diego utilizaba ese teléfono como herramienta de trabajo y tenía fotografías de la familia que lamentaba perder, pero sin más que hacer, decidió retomar nuevamente el camino a su casa.
Al llegar, se sorprendió al ver que su mujer lo estaba esperando, con el celular en la mano.
Benjamín fue quién encontró el teléfono en ese banco de la iglesia y, sin dudarlo, decidió devolverlo. Preguntó a una persona que estaba allí si conocía a su dueño, y ante su respuesta afirmativa, le pidió que se lo regrese.
Diego llamó en la mañana del lunes a la radio para contar esta historia y hacer saber de su interés por encontrarse con ese niño y recompensar el buen gesto.
Así fue. Los oyentes, inmediatamente se comunicaron para aportar datos del niño que ayudaron a Diego a localizarlo.
Y se encontraron. Un presente, un abrazo y un «seguí siempre así, Benjamín», fueron el agradecimiento que recibió este chico de 10 años.
«En mi casa me enseñaron que no tengo que quedarme con lo que no es mío», dijo el muchachito que llegó al encuentro con el vecino de la mano de su mamá, orgullosa por el comportamiento del menor.